En los últimos días me he sentido muy contrariada/abrumada por la actitud de la mayoría de los hombres ante las mujeres "bonitas", la manera en la cual entran en un modo de depredador e inmediatamente empiezan a acosar a la mujer en cuestión, de una manera bastante agresiva en verdad.
Ellos disfrazan estos ataques sistemáticos con palabras muy floridas que disfrazan el acoso y lo hacen parecer halagos, lo que resulta molesto es que tales halagos siempre se refieren a los atributos físicos de la chica.
No contentos con acosar a una chica este tipo de hombre se dedica a acosar a todas las chicas que esten a su alcance , diciendo que "todas le gustan", como si se tratara de mercancias para el consumo. y si, la sociedad actual considera a las mujeres como mercancias, y esto no es nuevo. Muchas culturas ancestrales venden abiertamente a sus mujeres, las cambian por mercancías , dotes o dinero, en la cultura occidental estas transacciones permanecen veladas con pactos tácitos en los cuales se entrena a las chicas a conseguir maridos con dinero mediante el abuso y exhibición de sus cuerpos.
El simple hecho de que exista la prostitución nos habla del grado de degradación machista dentro del cual vivimos. Hace unos días discutíamos con una compañera lo terriblemente atroz que es la prostitución , los hombres presentes se dedicaron a hacer chistes vulgares acerca del tema y a justificar la existencia de tal actividad, cuando insistimos en la atrocidad de este negocio ellos se pusieron muy nerviosos y abandonaron el recinto.
En días pasados una chica me contaba que su mama había sido secuestrada , junto con su hermana mas pequeña, y había sido obligada a ejercer la prostitución bajo la amenaza de hacer daño a la niña. Las secuestradoras, eran mujeres también, mantenían a los niños atados de los tobillos y las descubrieron porque los vecinos denunciaron el maltrato a los niños. La chica me relata que su hermanita tiene muchos problemas de comportamiento y que nunca habla de la época en la cual estuvo secuestrada, tan solo mira su cicatriz en el tobillo y su mirada se pierde.
Yo nunca había conocido a una víctima de primera mano, la prostitución siempre había sido mítica para mi . Alguna vez conocí a una estudiante que la ejercía , sin embargo jamas me contó su historia y por alguna razón mi mente se negaba a aceptar que esto fuera realidad.
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